La última foto triunfal de Querido Benja en el lente de Orana Magnani

No es triste errar un pronóstico, perder una apuesta, irse «pelado» de una reunión de carreras. Lo más triste del Turf son los accidentes de pista, y máxime cuando éstos tienen consecuencias fatales. El viernes en Las Piedras, a metros de cruzar el disco victorioso, el caballo Querido Benja se fracturó muy feo, debiendo ser sacrificado, en dolor y angustia de los allegados a la caballeriza «Toto y Benja Xeneize».

El pingo que había ganado la semana pasada de excelente forma en «piedras» cumplió al favoritismo de la cátedra y venció por medio pescuezo a King Star que arremetía por fuera.

No tiene sentido comentar la carrera. Ni ganas tengo yo de escribirla, ni ganas debe tener usted de leerla.

Edinson Rosas lo conducía por cuarta vez, todas las que representó a su nueva caballeriza con la que sumó dos victorias, un segundo y un tercero. Con sus anteriores propietarios, stud y haras Phillipson, había ganado 5 carreras, incluyendo el Hándicap Good Report sobre 1800 metros. Totalizó 7 triunfos en 21 presentaciones, con 3 segundos y 4 terceros, sumando en premios más de un millón y medio de pesos. Ganó 5 en Maroñas y 2 en «piedras», las últimas de forma consecutiva. Lo hizo en distancias de entre 1200m y 1800m. Ganaron con él además de Rosas, Evair Pereira y Luis Cáceres, entrenándolo Raimundo Soares primero, y ahora estaba bajo la égida del clan Marrero, figurándolo Richard Falla. Vaya para todos ellos nuestras sentidas condolencias.

Rosas sufrió un fuerte golpe que no le significó más que un susto. Hubo gente llorando el viernes en Las Piedras. No hubo foto de podio ni festejo alguno. Los que sienten el Turf y le habían apostado debieron pasar a cobrar en ventanilla pero con un sentimiento de pesar.

En estos momentos se me viene a la mente cuando de chiquilín había ido a ver a uno de los pingos de mi abuelo y tras finalizar fuera del marcador recuerdo verlo con una sonrisa. El abuelo no bajaba los prismáticos hasta que el caballo viniese retornando a la redonda de monta (antes llamada «picadero») luego de la carrera. Ahí recién los bajaba y sonreía, a lo cual yo le pregunté ¿abuelo porque estás contento si el caballo corrió mal? Y su respuesta me quedó grabada para siempre «piojo, si el caballo quedó bien yo estoy contento, habrá una próxima carrera para volver a intentarlo». La sabiduría de un Turfman que me formó en espíritu.

Orana Magnani tomó algunas fotos, las últimas en carrera en la vida de Querido Benja. Qué coincidencia macabra que la carrera siguiente al premio «Julio Sosa» en el que se apagó la vida del alazán de 6 años hijo de T.H. Approval, llevase el premio «Sus ojos se cerraron». Después vino «Que me quiten lo bailao». Y no, nadie le va a quitar al pingo sus triunfos, ni la alegría que repartió a sus allegados. La pérdida deja un box vacío y hondo sentimiento de angustia. El peón volvió caminando al stud solo, sin su amigo de todas las horas. Son postales que nadie quiere volver a ver pero que parten el alma.

Más allá de la crónica, las líneas que quisiera escribir son las siguientes.

Querido Benja: Hasta siempre y gracias por tu esfuerzo campeón!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *